El arboretum de don Carlos

Click sobre la imagen para ver foto de 360º

  El antiguo arboretum  de don Carlos es hoy el Vivero Municipal. De allí se obtienen aun los árboles que se siguen plantando. Cuando la ciudad comenzó a inventarse, fue necesario inventar los métodos de fijación de médanos y arraigo de plantas. El Vivero fue el laboratorio donde Gesell experimentó con las semillas traídas de Europa y Estados Unidos, realizando pruebas que numerosas veces lo llevaron al fracaso pero que le fueron dando el camino del acierto. Podemos decir que el arboretum de don Carlos es la ciudad toda, pero en este rincón del bosque se ve representado en su forma más pura. Con respecto a la forestación, Villa Gesell tampoco es como otras ciudades. Porque si bien predominan los pinos marítimos, eucaliptos y cipreses como en otros balnearios, aquí encontraremos una mayor cantidad de especies arbóreas. Esta diferencia es notoria en la ciudad y en los jardines.
El visitante podrá adquirir en el Museo Municipal una guía de árboles y arbustos que le será de gran utilidad para recorrer e interpretar mejor el circuito señalizado con pequeños carteles que indican el nombre vulgar y científico de cada especie vegetal. Es posible encontrar ejemplares raros y de gran valor paisajístico, como las sequoias (sequoia supervirens) comunes en los Parques Nacionales estadounidenses Yosemi y Yellou Stone. Las Sequoias tiene como ciclo de vida normal 3000 años y desarrollan una altura hasta de 80 m., y un tronco que para ser rodeado son necesarios diez hombres o más agarrados de las manos en corro. Los ejemplares que usted puede observar en el arboretum, no tienen más de 50 años, y un caminante desprevenido podría confundirla con cualquier otra conífera más común y corriente. También hay otros árboles dignos de especial mención, el fresno (fraxinus americano), la casuarina (casuarina cunninghamiana) la encina (quercus ilex), el alcornoque (quercus suber), quien se encarga de brindarle buenos corchos a los vinos que maduran en la madera de familia quercus: como el roble, del cual hay varias especies en el bosque. Y no faltan higueras y olivos y una variada cantidad de frutales.
Aunque no siempre los árboles tienen que ser de una especie rara o de lento crecimiento para que nos conmovamos, porque son de por sí bellos. Están los pinos marítimos que le cambiaron el paisaje de la costa atlántica argentina. Y los arbustos que adormecieron al arenal danzante, el tamarisco (tamarix gallica) y la acacia trinervis (acacia longifolia) Además, hay algunos árboles en particular que son protagonistas de historia conmovedoras. Carlos Gesell acostumbraba abrazar los troncos de las grandes moles que había criado de simiente, en una actitud comunicativa cariñosa y triunfante.

Dicen que pocos días antes de morir, paseaba con Doña Emilia por el bosque, y de pronto abrazo a un enorme álamo que todavía esta allí, y dijo:
-Emilia... yo ya no doy más...
Entonces se fue apagando, y solo así la muerte pudo doblegar su estatura de roble.